Este descubrimiento, al impulso de los milagros sorprendentes que se produjeron a partir de la veneración a la Madre del Verbo, suscitó el desarrollo de una advocación que perdura a través de los siglos. Hoy en día, Nuestra Señora del Valle de Catamarca configura un foco de atención de la fe del pueblo Argentino, que junto a la Virgencita de Luján y la Virgen de Itatí, hacen un conjunto que envuelve y enriquece la tradición Mariana de este pueblo.
La Gruta
La gruta en que fuera encontrada la Imagen de la Santísima Virgen María, por el indio cristiano al servicio de Don Manuel de Salazar, se encuentra en las primeras estribaciones de las serranías de las serranías del Ambato. Dista unos siete kilómetros de la Ciudad Capital de la Provincia de Catamarca, hacia el norte.
Actualmente, el histórico y venerado lugar donde nos consta que se encontró la Sagrada Imagen, está protegido por un templete al que se llega a través de una hermosa escalinata de piedra de la zona.
Actualmente, el histórico y venerado lugar donde nos consta que se encontró la Sagrada Imagen, está protegido por un templete al que se llega a través de una hermosa escalinata de piedra de la zona.
La gruta de la Virgen es un lugar muy visitado por devotos de la Virgen María, catamarqueños, turistas y peregrinos. En los días de “Las Fiestas de la Virgen” (diciembre y abril o mayo) y durante el año se ofician los Misterios divinos de la Santísima Eucaristía.
Catedral de la virgen del valle
El maravilloso templo de Nuestra Señora del Valle es el más importante de la provincia de Catamarca. Fue proyectado por el arquitecto y urbanista Luis Caravatti y realizado entre 1859 y 1875 con un marcado estilo neoclásico.
En aquel tiempo, Vicario Seguro trabajó incansablemente para construir la catedral. De hecho, consiguió que el mismísimo Justo José de Urquiza donara dinero para que la obra se llevase a cabo. Por supuesto que también muchos seguidores de la virgen colaboraron con el mismo fin.
El templo es tan imponente que no sólo concita la atracción de los fieles. Todo aquel que visita Catamarca no puede dejar de conocer esta joya arquitectónica, cuya fachada tiene un gran atrio que se desplaza hacia la vereda y que está acompañada por dos torres que alcanzan casi los cuarenta metros de altura.
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